Introducción

A lo largo de la historia de la fotografía de moda hemos asistido a un intento para que este género sea aceptado o clasificado no sólo como disciplina artística, sino como género fotográfico con su propio lenguaje.


Desde sus comienzos a mediados del siglo XIX y durante un periodo histórico extenso, la fotografía de moda mantuvo una intención de aparentar similitud a la pintura. De hecho, por su capacidad de instantaneidad, la fotografía en muchas ocasiones ha sido utilizada como soporte o herramienta que facilitaba la elaboración de un retrato, cuadro paisajista… gracias a esa capacidad de representación de la realidad de manera rápida.


Las primeras instantáneas de moda parecen cuadros o retratos en los que solía aparecer una figura humana, con la cara inclinada y la mirada perdida al infinito u observando un paisaje que le rodeaba, para así conseguir centrar la atención de la imagen en el vestido que llevaba. La postura de la modelo adoptaba poses propias de los retratos de la época. Además, la composición del plano situando al modelo en un lado del encuadre dejando ver el horizonte paisajístico, es claramente una muestra de la referencia tan marcada a la pintura.


Los principios de la fotografía de moda datan en los años 40 y 50, aunque su uso comercial y publicitario no se producirá hasta 1880-1890 cuando aparecieron las tarjetas de visitas que contenían imágenes de modelos y que se usaban para promocionar a las sastrerías.


Sin embargo, por razones comerciales los fotógrafos consideraron que la fotografía de moda tenía que seguir pareciéndose lo más posible a la pintura puesto que el publico estaba acostumbrado a los dibujos y figurines de moda publicados en hasta entonces. A partir de este momento, podemos decir que empiezan a surgir fotógrafos de moda puesto que sus imágenes están sujetas a necesidades comerciales.


En 1892, apareció la primera reproducción directa de fotografía de moda en el periódico francés “La Mode Practique”, gracias a que la fotografía permitía acelerar y abaratar el proceso de obtención de la imagen, puesto que el propio fotógrafo podía hacer las planchas sin necesidad del paso intermediario de un dibujante o grabador.


Esta primera reproducción directa de una fotografía que sustituiría a la página grabada y en color que hasta entonces solían contener las revistas de moda, sólo tuvo esta primera tirada puesto que este periódico decidió seguir con su estética de láminas a color.