Años 50

Durante la década de los 50 aunque todavía subsisten muchas sombras de los años anteriores, en general, soplaron vientos de optimismo. Aunque un optimismo mucho más sereno que el de los “locos años 20”.

Durante estos años los ciudadanos del mundo aprendieron a convivir con la tensión de la Guerra Fría, y la posguerra tiene lugar en muchos países, con una nueva atmósfera de optimismo, progreso y necesidad de cambio; lo cual influye mucho en la moda, pues corrían los años 50, el mundo dejaba una etapa atrás y la moda y la fotografía de ésta también lo reflejó.

En los primeros años de posguerra, la mujer vuelve al hogar y recupera el rol de ama de casa, que se encarga de mantener la familia. En esta etapa se buscaba principalmente perseguir el bienestar y la estabilidad, perdidos en los años de guerra y los nuevos intereses se centran en la familia. Se perseguía una imagen de ‘la mujer perfecta’, ama de casa, madre y esposa. Todo ello debía quedar reflejado en su cuidado aspecto. Atrás queda el estilo austero y simple de los años de guerra, se lleva recato y buen gusto, colores pastel, faldas con vuelo, complementos naif, unas dosis de feminidad y mucho glamour.

La moda en los años 50 fue muy importante, pues era una gran herramienta para conseguir esa imagen de la mujer ideal, elegante, preocupada por su imagen y por gustar.


La mujer debía ir siempre correctamente maquillada y peinada. Comenzaron a valorizarse mucho los accesorios, especialmente los zapatos, guantes, tocados, bolsos, carteras de mano, y sombreros, eran el complemento indispensable de todo atuendo.

El “new look” lanzado por Dior en 1947 se expandió durante esta época. Era etapa de prosperidad y Dior dio a la gente lo que en ese momento necesitaba. Y gracias a ello se relanzó el prestigio de la Alta Costura Parisina, reabren las casas de moda, “maison couture” como Chanel, y así, Christian Dior, Balmain, Givenchy o Balenciaga, entre otros, siguieron consiguiendo que la atención del mundo estuviera en la moda de París y que la Alta Costura sobreviviera y fuera creativa.


Reaparece el corsé, que había desaparecido durante varias décadas del siglo XX, con telas modernas, más flexibles y fáciles de poner. Vestidos ceñidos a la cintura resaltando las formas femeninas, sin rozar la línea del atrevimiento, faldas por debajo de la rodilla y vuelos. Predominio del color, lunares, rayas, flores, salen a la calle.

En esta etapa también se dio una dualidad en la moda, parecía que los diseños inspirados en la Alta Costura no complacían a las jóvenes, quienes reclamaban una nueva imagen, un tipo de ropa que se adaptara a su estilo de vida, sus gustos y sus ideas. Buscaban ropa deportiva, pantalones pitillo, las zapatillas planas, los vaqueros, las enormes chaquetas y las camisas de estilo masculino, rebecas, los brillantes colores y los estampados, moda inspirada en el rock´n´roll, en las nuevas estrellas del cine y de la música, como Elvis Presley, Little Richard o Chuck Berry. Como respuesta a esta nueva necesidad de los jóvenes, en Estados Unidos sobretodo donde el mercado era más propicio y la técnica de producción en cadena estaba más avanzada propicio se desarrolló con cada vez más fuerza un prêt-à-porter. Se confeccionaban en serie prendas deportivas que tuvieron gran acogida, disparándose las ventas de vaqueros, que comenzaron a exportarse a Europa, aunque al principio se mostraba reacia a adquirir los nuevos hábitos, donde la tecnología estaba menos desarrollada. A la difusión de este fenómeno cultural contribuyeron notablemente los discos, la radio y la televisión.

Con todos estos cambios, y la aparición de los nuevos consumidores, la industria del prêt-à-porter se fue haciendo cada vez más fuerte, consciente de que el factor juventud era un nuevo filón para explotar. Este fue el momento en el que se fueron forjando las características precursoras de lo que ocurrió en los años 60, cuando llegó la auténtica revolución juvenil.

En estos años por su fácil comprensión las imágenes empiezan a ganarle terreno a la letra impresa, sobre todo en reportajes y la publicidad, muy importante en la época. La aceptación de la fotografía como una forma de expresión artística que tiene su propio lenguaje y su creciente utilidad dentro de una sociedad de consumo de masas porque posee una poderosa fuerza de comunicación.

La evolución técnica también fue importante. En los años 50 se intensificó la construcción de las reducidas y ligeras cámaras reflex de un solo objetivo, después se le añadió un exposímetro a través del objetivo. Todo ello daba movilidad y rapidez al fotógrafo y favorecía la consecución de la instantánea. A estas cámaras se fueron incorporando los objetivos intercambiables, el uso del flash. En la película fotográfica intentaron perfeccionar el color aunque todavía la sensibilidad obtenida fue cinco veces menor que la natural y los procesos de impresión resultaban caros e imperfectos y exigían correcciones manuales de los fotógrafos, es por lo tanto un área de interesante exploración.

La fotografía de moda, como otras manifestaciones, es testigo del pensamiento y de la evolución de la sociedad pero aborda con timidez y respeto temas nunca vistos que van modificando la visión del mundo. Se comunica con el público, es un testigo de la sociedad pero también comunica las vivencias y la interpretación del mundo que tienen los fotógrafos. No es individualista ni está al servicio exclusivo de las masas. Vende ropa pero avanza por el camino de la creatividad del desarrollo y colabora en la formación cultural y visual de la gente.

Aunque muchos de los fotógrafos de moda de épocas anteriores como Cecil Beaton, John Rawlings, Louise Dahl-Wolfe, Blumenfeld, Horst P. Horst, Parkinson, McLaughlin-Gill siguieron trabajando en esta etapa los fotógrafos más relevantes de este momento fueron los norteamericanos Richard Avedon e lrving Penn.